Dicen que los buenos escritores consiguen la inspiración a
través de momentos de soledad y tranquilidad. Como yo no soy nada de eso, escribo absurdas barbaridades en cualquier parte sin necesidad de esmerarme
mucho. Aunque hoy, siento la extraña necesidad de sentarme y escribir algo que
no denote ironía por los cuatro costados. No se si será por que ha caído la
primera tormenta de verano de este año o por el hecho de que ha sido la primera vez
que he disfrutado real y sinceramente de ella.
Es ahora cuando por fin entiendo a esa gente que sale a la
calle durante este tiempo. Esa gente que mira al cielo, cierra los ojos y
respira hondo, recuperando por un momento esa paz interior que la rutina les ha
ido arrebatando a cada minuto, entre bocinas y personas desconocidas
que no tienen ninguna intención de interesarse por tu vida si no es en pos de
su beneficio.
Creo que el motivo de que me haya puesto filosófica y sentimental ha sido el hecho de pensar en que he terminado la etapa más sencilla
de mi vida. Dentro de exactamente 18 días empiezo la universidad y es la
primera vez que me siento realmente insegura ante una situación así.
Tengo miedo a no ser capaz de alcanzar mis metas y a que a nadie le
importe. Miedo a la individualidad de la universidad y curiosidad por saber
como será la gestión de mi vida desde el 17 de septiembre.
El hecho de que tenga el horario por la tarde, me asusta
bastante, y la gente que me conoce adivinará rápidamente del porqué. Odio
madrugar, odio estudiar día a día y detesto la rutina de invierno (y el propio
invierno). Sin embargo, siempre me han gustado las cosas bien hechas y los
halagos ante las elevadas notas, llegando a molestarme continuamente cuando
algo no sale como yo quiero, aunque mi tiempo de dedicación no haya sido el
adecuado.
He vivido del cuento desde que tengo uso de razón, cosa de
la que no estoy orgullosa pero siempre consigue sacarme del paso, y con muy
buenos resultados.
Sí, yo soy la típica “quemalmehasalidoesteexamen” que luego
se convierte en una “hesacadoun8’75ymemosqueoporquequeríael10”.
El caso es, que escribo todo esto para concienciarme de que tengo que
empezar a trabajar como no lo he hecho en estos 14 años de actividad académica.
No sé hasta que punto doy de mí misma. No sé cuales son mis limitaciones ni si
seré capaz de sobreponerme a ellas.
A pesar de todo esto, tengo verdaderas ganas de conocer a la
Laura universitaria.
¿Y vosotros?